"El Santo de la Espada" (repatriación de sus restos)

" SALVE, SOMBRA DE LUZ, CÓNDOR QUE VUELVES A TU NIDO DE PALMAS"

A los 68 años y 19 días de haber regresado a San Martín a la Patria para confirmar su libertad en los campos de batalla de medio continente, llegaron a las playas de Buenos Aires los depojos del más glorioso de sus hijos , correspondiendo a los deseos de que su corazón fuese depositado en Buenos Aires, el presidente Avellaneda cumplió el mandato histórico por medio de una proclama de abril de 1977 por medio de la cual invitó al pueblo argentino a efectuar el aporte(dinero para pagar los gastos del transporte de sus sagrados restos) para "recoger con espiritu piadoso y fraternal este santo legado, pues los pueblos que olvidan su tradicion pierden la conciencia de su destino, y los que apoyan sobre tumbas gloriosas son los que mejor preparan el porvenir"
Y el 28 de mayo de 1880,llegaron sus restos, para que se pagara la deuda histórica: ..."todavía le debemos los siete pies de tierra de la tumba!...¡El día que repatriemos sus huesos desterrados, el día que abracemos con amor, y con palmas en las manos los confiemos al seno de la madre fecunda que lo crió,en ese día, se habrá cerrado el balance de la histórica cuenta, porque sólo entonces descansarán en el blando seno de nuestra patria, los huesos quebrantadaos del último de sus grandes proscriptos de la historia!"
Estas son algunas palabras vertidas durante la recepción de bienvenida:
"Ved la estatua del primer soldado de América montado sobre el caballo de batalla que mayor espacio ha recorrido en la tierra después de Alejandro. A su sombra resonando ya el himno secular de la grecia, madre de la gloria enseñó a los hombres para conmemorar a sus héroes".
Seis naciones viven independientes dentro de las líneas trazadas por la espada del Gran Capitán. Su educación nada costó a su patria, y que su madre al enviudar, decía de él, que era el hijo que menos costo le había traído: ¡hijo barato, como después fue héroe barato, su madre natural como su madre cívica, solo le dieron de su seno la leche necesaria para nutrir su fibra heroica!
¡Que vuestro brazo invisible trace murallas de fierro en las fronteras, para que la bandera que hiciste flamear en las cumbres más excelsas de la tierra, no sea jamás ungida al carro vencedor!