MANUEL GARCÍA FERRÉ: El socio de la infancia
Creador de tiernos personajes que llenaron de ternura los corazones de muchas generaciones: Hijitus, Larguirucho, Anteojito,Pucho, El Profesor Neurus, La Bruja Cachavacha, El Comisario, entre otros, vivían en una ciudad llamada Trulalá, y es allí donde se desarrollaban sus aventuras.
Nacido en España, eligió la Argentina
para dibujar su magia, Se fue a los 83 años el 28 de marzo, pero nos dejó un hermoso legado lleno de inocente ternura.
García Ferré fue un genio que no deja herederos artísticos. La distancia
entre su obra y otros intentos locales en materia de animación, es
abismal. Sin dudas, fue el patriarca de los dibujos animados made in
Argentina. Sus largometrajes animados abrumaron -en materia de
convocatoria- a ilustres competidores extranjeros, aunque se tratara del
enésimo relanzamiento La Guerra de las Galaxias de George Lucas o de
los talentosos chicos de Pixar. Les ganó a todos, aun disponiendo de
menos presupuesto y tiempo y de recursos infinitamente más artesanales,
pero lo hizo a fuerza de una imaginación prodigiosa. Más allá de la
sencillez de sus planteos (lo bueno, noble y saludable del lado de ´los
buenos´; la ambición desmedida, el resentimiento y el tabaquismo, del
lado de ´los malos´), la originalidad de sus personajes fue y seguirá
siendo superlativa. Las palabras mágicas de Hijitus (“sombrero,
sombreritus, ¡conviérteme en Superhijitus!”), el lema de Oaky (“tiro,
lío y cosha golda”) o el “rrrretonto” con el que el profesor Neurus
estigmatizaba a sus secuaces, formarán parte del acervo popular por
varias décadas más, del mismo modo que Larguirucho seguirá boyando entre
buenos y malos (es un buenazo, pero medio corto de luces y no hay
manera de hacerle entender, por más fuerte que se le hable). Del mismo
modo, el Boxitracio continuará a los golpes, la colilla de Pucho jamás
se consumirá, Anteojito seguirá viviendo con su tío Antifaz y habrá que
ver la suerte del magnate Gold Silver, de acuerdo a su exposición en el
mercado de derivados financieros…
Sin lugar a duda, todas las generaciones que actualmente habitan este
suelo, lo despiden con tristeza. Y los ciudadanos de Trulalá ni te
cuento, porque han perdido un padre amoroso.